Bomba de tiempo
agarra una caja de cerillos, de esas de los bares con propaganda,
métele un cigarro encendido
que quede el tabaco a un centímetro del filtro. Pega los cerillos
a una botella de plástico de agua mineral llena de gasolina y ponla
donde quieras (ya sabes que no me responsabilizo si la pones en la rueda
de un coche o otro sitio asi).
Te vas al bar con él y mientras le cuentas tu vida y cuanto le aprecias
el cigarrillo se consume.
Al cabo de unos minutos la brasa alcanza los cerillos, estas se encienden,
funden el plástico y la gasolina se enciende por arte de magia. Se revienta la
botella y se expande el líquido por debajo del auto. La temperatura de la
combustión calienta el depósito de gasolina -es importante que el regalo esté
cerca de este- y entonces los litrillos de este producto tan inflamable se calientan
y tienden a explotar en el peor de los casos o, en el mejor, a dejar a tu amigo sin coche.
agarra una caja de cerillos, de esas de los bares con propaganda,
métele un cigarro encendido
que quede el tabaco a un centímetro del filtro. Pega los cerillos
a una botella de plástico de agua mineral llena de gasolina y ponla
donde quieras (ya sabes que no me responsabilizo si la pones en la rueda
de un coche o otro sitio asi).
Te vas al bar con él y mientras le cuentas tu vida y cuanto le aprecias
el cigarrillo se consume.
Al cabo de unos minutos la brasa alcanza los cerillos, estas se encienden,
funden el plástico y la gasolina se enciende por arte de magia. Se revienta la
botella y se expande el líquido por debajo del auto. La temperatura de la
combustión calienta el depósito de gasolina -es importante que el regalo esté
cerca de este- y entonces los litrillos de este producto tan inflamable se calientan
y tienden a explotar en el peor de los casos o, en el mejor, a dejar a tu amigo sin coche.
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